Lo de los gemelos digitales es algo que me parece magnífico a la vez que inquietante. Por un lado, la idea de preservar una cultura, un territorio o incluso una identidad en un entorno digital tiene un potencial enorme. Sería como una cápsula del tiempo interactiva, una memoria colectiva que no sólo se conserva, sino que puede seguir evolucionando.
Pero por otro lado, me inquieta hasta qué punto un gemelo digital puede capturar la esencia de un lugar o de una comunidad. ¿Qué ocurre cuando la experiencia se reduce a una simulación? ¿Podemos realmente "habitar" un territorio que ya no existe más allá del código?
P.D. ¡A por otra década de historias! ¡Feliz deceniversario! A lo mejor en poco tiempo deja de estar de moda lo de presentarnos -identificarnos- con nuestra profesión :)
Esa misma pregunta me salta cuando pienso sobre ello. La experiencia física me parece fundamental para captar la esencia de cualquier territorio y si no existe más que en formato código... (Gracias por la felicitación 😊🙃)
El proyecto de Tuvalu me parece un ejemplo magnífico del uso de la tecnología de forma constructiva. Esa manera de preservar el conocimiento será cada vez más vital y necesaria. En los siguientes siglos, inevitablemente, ocurrirán catástrofes de todo tipo que harán que se pierdan para siempre algunos lugares del mundo. No vamos a poder evitar todos, pero sí que tenemos la tecnología para preservarlos de forma efectiva en la memoria colectiva.
PS: Enhorabuena por esos 10 años, y por poder dedicarte a la creación de contenido :).
Ese proyecto me fascinó en cuanto lo conocí. Sin duda, se van a perder bastantes cosas (esperemos que las menos posibles), simplemente por el devenir de la historia, la naturaleza y las estupideces humanas. Utilizar los recursos tecnológicos para esto es la forma más bella que se me ocurre.
(Gracias por la felicitación, madre mía, no voy a decir que pasaron volando, pero sí que han ido rápido, sobre todo los 5 últimos, desde la pandemia).
Lo de los gemelos digitales es algo que me parece magnífico a la vez que inquietante. Por un lado, la idea de preservar una cultura, un territorio o incluso una identidad en un entorno digital tiene un potencial enorme. Sería como una cápsula del tiempo interactiva, una memoria colectiva que no sólo se conserva, sino que puede seguir evolucionando.
Pero por otro lado, me inquieta hasta qué punto un gemelo digital puede capturar la esencia de un lugar o de una comunidad. ¿Qué ocurre cuando la experiencia se reduce a una simulación? ¿Podemos realmente "habitar" un territorio que ya no existe más allá del código?
P.D. ¡A por otra década de historias! ¡Feliz deceniversario! A lo mejor en poco tiempo deja de estar de moda lo de presentarnos -identificarnos- con nuestra profesión :)
Esa misma pregunta me salta cuando pienso sobre ello. La experiencia física me parece fundamental para captar la esencia de cualquier territorio y si no existe más que en formato código... (Gracias por la felicitación 😊🙃)
El proyecto de Tuvalu me parece un ejemplo magnífico del uso de la tecnología de forma constructiva. Esa manera de preservar el conocimiento será cada vez más vital y necesaria. En los siguientes siglos, inevitablemente, ocurrirán catástrofes de todo tipo que harán que se pierdan para siempre algunos lugares del mundo. No vamos a poder evitar todos, pero sí que tenemos la tecnología para preservarlos de forma efectiva en la memoria colectiva.
PS: Enhorabuena por esos 10 años, y por poder dedicarte a la creación de contenido :).
Ese proyecto me fascinó en cuanto lo conocí. Sin duda, se van a perder bastantes cosas (esperemos que las menos posibles), simplemente por el devenir de la historia, la naturaleza y las estupideces humanas. Utilizar los recursos tecnológicos para esto es la forma más bella que se me ocurre.
(Gracias por la felicitación, madre mía, no voy a decir que pasaron volando, pero sí que han ido rápido, sobre todo los 5 últimos, desde la pandemia).