Bienvenid@ al capítulo #5 del Laboratorio de Viajes Creativos, la newsletter en la que, cada dos semanas, muestro propuestas, experimentos y recursos sobre viajes, arte y creatividad (si llevas aquí desde el capítulo 1, te habrás dado cuenta de que he añadido un emoji en el asunto: 🧬 A partir de ahora, así podrás indentificar más fácilmente mis futuros e-mails)
Este capítulo va a tratar sobre humanos.
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No hay nada más desconcertante que el hecho de ser humano. O, al menos, eso es lo que creo desde mi existencia humana (es posible que un efemeróptero, si pudiese pensar, creyese lo mismo en algún momento de su cortísima vida adulta −apenas 24 horas−; no obstante, nunca podré comprobarlo).
Somos capaces de amarnos, odiarnos, matarnos y resucitarnos en el mismo lapso en el que nace y muere una libélula. ¡Y todo eso puede suceder dentro de nuestro cerebro y sin que apenas se note desde el exterior! Esa capacidad cerebral tan descomunalmente avanzada es nuestra cara y nuestra cruz.
Como prefiero quedarme con la cara, voy a centrarme en uno de los factores que nos hace especialmente humanos: nuestra creatividad.
En su libro sobre inteligencia artificial Programados para crear, el matemático Marcus du Sautoy dice que «el impulso creativo es un componente clave de lo que distingue a los seres humanos del resto de animales». Sin embargo, solemos dejar que se atrofie al caer «en la trampa de convertirnos en esclavos de una vida previsible y de la rutina».
Para ser creativos necesitamos una sacudida que nos saque de los caminos trillados,
dice Sautoy. Y continúa con una sugerencia que, hoy día, parece mucho menos descabellada que cuando salió publicado su libro, en 2020:
Aquí es donde una máquina podría ayudarnos: tal vez podría darnos esa sacudida, lanzarnos una nueva sugerencia e impedirnos repetir, sin más, el mismo algoritmo cada día. Las máquinas podrían, en última instancia, ayudarnos a actuar menos como máquinas y más como seres humanos
En este capítulo voy a explorar el concepto de ser humano a través de:
🎨 Un viaje creativo: “La vuelta de los 25” de Marc Serena
🗺 Un historia creativa: El río-persona de Nueva Zelanda
🧪 Un experimento: En las antípodas
🔥 Un disparador creativo: Human libraries
📲 Un recurso TravelTech: Use it: mapas hechos por la gente local
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🎨 Un viaje creativo: “La vuelta de los 25” de Marc Serena
Cuando cumplió 25 años, el periodista Marc Serena se propuso un proyecto: dar la vuelta al mundo durante un año entrevistando a 25 jóvenes de su misma edad a lo largo de 25 países diferentes.
En su periplo se encontró con un chamán peruano, una ecologista china, una astronauta rusa o una madre de familia del sur de África, entre otros. En su bloc de notas llevaba escritas las mismas preguntas para todos: ¿Qué les preocupa? ¿Cómo viven? ¿Cómo afrontan el futuro?…
El libro es una crónica de viaje y un libro de perfiles periodísticos que busca encontrar los nexos de unión («tenemos que imaginarnos como figuras dotadas de muchísimos hilos y vínculos que van en todas direcciones», escribió el periodista polaco Ryszard Kapuscinsky1) entre los humanos del planeta bajo la premisa común de la juventud.
🗺 Historia creativa: El río-persona de Nueva Zelanda
En marzo de 2017, sucedió un hecho histórico en Nueva Zelanda: tras más de 160 años de disputas legales una iwi (clan, tribu) del sur de la isla norte del país consiguió que el Parlamento aprobase una ley que reconocía un río como uno de sus antepasados, dándole así el estatus de persona jurídica.
Esta ley, que declara que el río es un ente vivo completo desde las montañas hasta el mar, supuso un gran paso para revertir generaciones de discriminación contra los maoríes. Y es que los ancestros lo son todo para un maorí y, entre ellos, no solo se cuentan los seres humanos: los originarios neozelandeses también se identifican como descendientes de diversos entes naturales como montañas, bosques o ríos. Para la iwi maorí de los Whanganui, el río homónimo no es solo un río, sino también uno de sus antepasados.
Esta ley sentó un precedente que ha sido imitado por países como Bangladesh, que en 2019 otorgó a todos sus ríos los mismos derechos que las personas2.
🧪 Un experimento: En las antípodas
Este, en realidad, fue un experimento semi-fallido. Me explico.
En 2017 hice un viaje de tres meses por Nueva Zelanda. Tras haber realizado, en 2016, un recorrido por la provincia española de Zamora para crear un documental sobre la alfarería de la región y los humanos vinculados a ella, me propuse crear otra pieza documental centrada en humanos (e inspirado, entre otras cosas, por el libro antes mencionado de Marc Serena).
Pero esta vez se iba a centrar en humanos que estuviesen en la otra punta del mundo.
👉 El experimento:
Gracias a una web3 que permite saber de forma exacta cuál es la antípoda de cada punto del globo, establecí tres puntos de antípoda. Dos estaban claros:
Wellington (donde vivía una amiga neozelandesa)
Auckland (donde podría encontrar alguna persona conocida de mi amiga)
El tercero decidí encontrarlo un poco por azar. AL mover el cursor, encontré una bonita coincidencia:
el pueblo extremeño de una amiga (Conquista de la Sierra)
y Stratford, pueblo de la isla norte que quería visitar porque su nombre estaba inspirado en Shakespeare y era inicio de una ruta enigmática que tenía planeado recorrer: la Carretera del Mundo Olvidado.
Breve inciso: después de este viaje, escribí un artículo en Condé Nast Traveler4 sobre la Carretera del Mundo Olvidado, el cual fue finalista de un premio de periodismo en 2022. Este año vuelvo a ser finalista de ese premio5 y, hoy mismo, viernes 22 de noviembre, estaré en la ceremonia donde se comunica el ganador. Deseadme suerte 🤞.
Las uniones que salieron fueron:
Wellington - Alaejos (en Valladolid)
Auckland - Setenil de las Bodegas (en Cádiz)
Stratford - Conquista de la Sierra
Ahora “solo” quedaba ir a los lugares, buscar a una persona y grabar una entrevista donde indagase en cómo viven los humanos en ese lugar del planeta.
Antes de tomar el avión a Nueva Zelanda, fui a los tres destinos españoles y entrevisté a tres de sus habitantes (entre ellos, el alcalde de Alaejos y el abuelo de mi amiga). Las preguntas giraban en torno al territorio y a los humanos que vivían en él: cómo se ganaban la vida, qué tenía de singular ese espacio de Tierra, qué era lo que amaban y odiaban de él. Al final, les pedía que formulasen una pregunta para la persona de su antípoda.
Cuando llegó el momento de viajar a Nueva Zelanda, durante mi ruta busqué a las tres personas que iban a hacer de humanos-antípoda. Una fue la madre de mi amiga; otra, una amiga de esta; y el último, el alcalde de Stratford. Les hice las mismas preguntas, les mostré el vídeo de su humano-antípoda lanzándoles la pregunta (a la que respondieron) y, a su vez, les lanzaron una pregunta de vuelta.
👉 Resultados del experimento:
Nunca llegué a completar el proyecto documental 😥.
A mi vuelta de Nueva Zelanda visité a 2 de las 3 personas-antípoda (a excepción del alcalde de Alaejos) y les mostré la pregunta lanzada por su antípoda.
Pero todo ese contenido se quedó dentro del disco duro (donde aún sigue). Hoy día me pregunto qué ocurrió pero, tras todo el esfuerzo, la respuesta no es sencilla. Lo más probable es que yo había entrado en otra fase y que el trabajo que aún quedaba por delante de visualización, edición, maquetación etc. se me hizo demasiado.
Aunque también pienso que lo que ocurrió es que, para mí, lo atractivo del proyecto no era tanto el resultado final, sino la idea, el concepto: hacer que tres pares de humanos, alejados a la máxima distancia posible (dentro de la Tierra), estuviesen unidos durante unos minutos a través de sus inquietudes, sueños…
El resultado del experimento fue semi-fallido por no completar el proyecto audiovisual, pero totalmente exitoso en su concepto: ayudé a ver a estos seis humanos que están más unidos de lo que piensan.
🔥 Un disparador creativo: Human libraries
En 1953, el escritor Ray Bradbury reveló al mundo la temperatura a la que arden los libros. En su Fahrenheit 451, el autor estadounidense presenta un mundo distópico en el que los textos son quemados porque hacen pensar, pero un grupo de insurgentes opone resistencia al sistema memorizando diversas obras, convirtiéndose de esta forma en libros humanos.
En el año 2000, en uno de los festivales musicales más importantes de Europa, cuatro jóvenes daneses sacaron las palabras de Bradbury de su mundo bidimensional e hicieron que 75 humanos se convirtieran en libros.
«No hay nada más sexy, feroz, desopilante, ambiguo, tétrico o hermoso que la realidad».
escribe la periodista argentina Leila Guerriero en su libro recopilatorio de crónicas periodísticas Frutos extraños. Para ella no hay nada más poderoso que la vida real para encontrar historias que conmuevan.
Eso es lo que plantearon Dany y Ronni Abergel, Asma Mouna y Christoffer Erichsen para el festival Roskilde del año 2000. Estos cuatro daneses, fundadores de la ONG Stop the violence, respondieron al encargo del director del festival, Leif Skov, de desarrollar alguna actividad para fomentar las relaciones positivas entre los asistentes al encuentro. La idea que surgió fue el germen de un proyecto revolucionario: las Bibliotecas humanas.
Durante cuatro días, 75 libros humanos con historias muy diferentes –políticos, activistas juveniles, grafiteros, policías, presidiarios– ocuparon un espacio del recinto a la espera de que llegasen lectores con ganas de abrir sus páginas. La idea era sencilla: cada lector tenía 30 minutos para hacer todo tipo de preguntas a su libro humano con la única condición de ser respetuosos.
Fue todo un éxito que dio lugar a la Human Library Organization, que se dedica a viajar a lo largo del planeta para capacitar a nuevos grupos locales, planificar eventos y presentar la idea a diferentes organizaciones y autoridades públicas.
Para cerrar este disparador, vuelvo a citar al mítico Ryszard Kapuscinsky. En su libro Encuentro con el otro afirma que «para conocer a los Otros hay que ponerse en camino, ir a buscarlos, llegar hasta ellos». Human Library no solo allana el camino hacia esos «Otros»: los sitúa enfrente de nuestras narices y nos hace olvidar nuestros prejuicios.
📲 Un recurso TravelTech: Use it, mapas hechos por la gente local
En el turismo actual, Tiktok, Instagram y YouTube son las fuentes preferidas para planear los viajes. Esto, aparte de la tremenda adicción a redes que sufrimos (tod@s), se puede explicar por una simple razón: está creado por otros humanos que nos hablan con la cercanía que no suelen tener las guías de toda la vida y, en muchos casos, por humanos que viven en ese lugar.
Este concepto, sin embargo, no es nuevo. Ya en 1971 apareció algo que podría ser la prehistoria de esos tiktokers e instagrammers que crean rutas y dan consejos a otras personas. Se trata de USE-IT mapas y sitios web elaborados por jóvenes locales.
USE-IT nació en 1971como un punto de información de bajo presupuesto para jóvenes viajeros en Copenhague. Más tarde se sucedieron otras iniciativas en Noruega, los Países Bajos y Bélgica, siempre con la misma filosofía no comercial. En 2005 se creó el primer mapa USE-IT para jóvenes viajeros en Gante (Bélgica) y se hizo muy popular en poco tiempo. En 2008 se fundó la organización internacional USE-IT Europe para ayudar a más jóvenes a crear sus propios mapas de la ciudad.
Esta es la filosofía de USE-IT
USE-IT está hecha por gente local: no trabajamos con periodistas de viajes, sino con gente local.
• USE-IT no es comercial: nadie paga para aparecer en los mapas.
• Los mapas de USE-IT son gratuitos. Los encuentras en albergues y oficinas de información turística.
• USE-IT es para viajeros jóvenes: nada de hoteles de 5 estrellas ni cenas elegantes.
• USE-IT está actualizada: se hacen nuevas ediciones cada año.
• USE-IT no es una guía de moda, trata sobre la vida y el alma de la ciudad.
• USE-IT es honesta: sin publicidad ni tonterías de marketing
Se puede acceder a través de este enlace.
Y ahora, tú
En cada capítulo te preguntaré cosas y haré encuestas, para ir teniendo feedback y saber si el contenido es el adecuado o necesita revisiones.
Y hasta aquí el cuarto Laboratorio de viajes creativos.
Si te ha gustado, te agradecería muchísimo que lo compartieses con tus conocidos, a ver si les apetece apuntarse al Laboratorio.
Un abrazo y hasta el número #6, que llegará en 15 días a las 10:30 AM en horario español.
Los cínicos no sirven para este oficio (Sobre el buen periodismo), Ryszard Kapuscinski
Me ha encantado todo Dani, aunque haya votado una de las secciones, siempre me quedo asombrada con todo lo que enseñas. Muchas gracias! 😊
Muy variadito el de este viernes, gracias Dani :)